“Empecé porque tenía dolores constantes en el cuello, y en la espalda a la altura del coxis.
Mis días empezaban levantándome con dolores de cuello que terminaban
en dolores de cabeza, y con el pasar del día con dolores de espalda.
Cuando caminaba sentía que tenía un hombro más arriba
que el otro, y además se me torcía un pie.
Los dolores con el cuidado fueron disminuyendo de proporción hasta dejar
de tener dolores de cabeza y cuello, e incluso puedo caminar durante el día y pasarlo
sin el dolor de espalda ni en el coxis”.